Brunelleschi


EL ARQUITECTO DE LA FLORENCIA DEL RENACIMIENTO

Filippo Brunelleschi es un arquitecto fuertemente ligado a una ciudad. Florencia es bellísima y agradable por muchas razones. Por haber sido cuna cultural de Europa, bajo el mezenazgo de los Médici, durante el Renacimiento -Donatello, Miguel Ángel, etc-. Por estar situada en el paisaje idílico de la Toscana. Por las riberas del río Arno y los puentes que lo cruzan -el Ponte Vecchio es una joya-. Por la escala humana de todas las construcciones y sus recorridos peatonales salpicados de plazas. Por la gran cantidad de construcciones singulares y de valor arquitectónico -El Baptisterio, La Signoria, etc-.

Pero, sin duda, el que más ha colaborado a la belleza de Florencia es al arquitecto Filippo Brunelleschi que, a pesar de ser el primero y el más reputado de los arquitectos del Renacimiento, desarrolló toda su obra principal en esta ciudad. Vamos a mencionar aquí sólo aquellas de sus construcciones que nos parecen más reseñables.

 

Cúpula de Santa María de las Flores, alarde técnico.

Brunelleschi Cúpula Santa MariaLa catedral de Santa María estaba ya casi completamente construida -a falta de la cúpula- antes de la intervención de Brunelleschi. Y no estaba construida por el sencillo motivo de que no se podia construir. De un diámetro de 45 metros y con un esbelto tambor de base con forma octogonal, era en su tiempo una construcción imposible.

El único precedente similar que se tenía era la cúpula del Panteón de Agripa en Roma. Esta construcción romana clásica tenia un diámetro similar (sólo un poco menor) pero unas condiciones estructurales totalmente distintas. Se sustentaba sobre un tambor circular de gran grosor y mucho más bajo. La esbeltez del tambor octogonal de Santa Maria -la base de la cúpula se encontraba ya a 60 metros de altura- hacia imposible una cúpula maciza como la del Panteón que, con su peso, habría realizado un empuje lateral inasumible para el más esbelto y fino tambor de Florencia. Por si fuera poco, la altura y la dimensión hacían inviable el cimbrado de la cúpula (la longitud de los árboles es la que es), con lo que no se podía construir de una vez.

El gran triunfo de Brunelleschi en Santa María fue de índole técnica. Idear un sistema constructivo que aligerara la cúpula y que además permitiera que fuera autoportante durante su construcción. En este sentido, propuso un sistema de cúpula “hueca”, con doble cáscara y una gran cámara intermedia vacía, con toda una serie de nervaturas y refuerzos de unión entre las capas y con unas técnicas de albañileria -la espina de pez y otros aparejos- brillantes.

Por si fuera poco, la coronó con una gran linterna octogonal en su cúspide que le da, al interior repleto de frescos, una iluminación perfecta. La forma exterior de la cúpula, tan peculiar, domina toda la ciudad.

 

Basílicas, San Lorenzo y Santo Spirito.

En ambos casos, la obsesión por la modulación -un concepto clásico resucitado en el Renacimiento- es el factor más destacable. Modulación en planta y modulación en altura, a través de múltiplos de la “campata” (dimensión en planta del ancho de la nave lateral). Naturalmente con los elementos arquitectónicos del lenguaje compositivo clásico -órdenes clásicos, columnas, capiteles, arquitrabes, artesonados, pilastras, óculos, etc-.

Brunelleschi BasílicasAmbas basílicas son muy similares en su composición, casi calcadas. Si bien San Lorenzo es más monumental (por algo era la basílica de la familia Médici) y se integra dentro de un conglomerado de gran interés arquitectónico (las sacristías de Miguel Ángel y del propio Brunelleschi así como la peculiar biblioteca Laurenziana), es en Santo Spirito, de concepción posterior, donde la perfección de la modulación se ha llevado hasta el extremo.

Las dos iglesias tienen planta basilical, de tres naves (una central y dos laterales), con capillas abiertas a las naves laterales y el mismo sistema de remate superior. Para las naves laterales, bóvedas vaídas y óculos de iluminación circulares. Para la nave central, entablamento plano con artesonado y ventanas laterales verticales. En la intersección de los brazos, en el transepto, cúpula circular de base cuadrada con pechinas de transición y linterna. Ambas con orden corintio y, curiosamente, ambas con la fachada sin construir (o mejor dicho, sin construir de acuerdo con la concepción original).

Probablemente el espectador no apreciará toda la retahíla de relaciones numéricas o espaciales, modulaciones y demás elementos que a Brunellescchi sin duda le obsesionaron, pero lo que sí apreciará es el resultado. Armonía, clasicismo, escala humana mezclada con escala monumental y, sobre todo, ninguna estridencia.

 

Capilla Pazzi, una pequeña joya

Brunelleschi Capilla PazziDe pequeñas dimensiones y carácter austero en relación con su entorno, la capilla de la familia Pazzi no destaca dentro del convento de la Santa Croce. La Santa Croce contiene una basílica espectacular, donde todo aquél que fué alguién en Florencia o Italia está enterrado -Maquiavelo, Miguel Ángel, Galileo, Marconi, Ghiberti, etc-. En un lateral del gran patio interior de este convento aparece, sin llamar la atención, la última obra de Brunelleschi.

Para apreciarla hay que pararse en su interior (la fachada no es de su autoría y ciertamente no nos parece muy acertada, aunque la logia no está mal resuelta). Allí dentro se puede observar lo que se ha remarcado anteriormente en las basílicas. La modulación estricta en planta y altura, los ejes de simetría, el catálogo de elementos arquitectónicos clásicos, la escala humana. Todo ello, junto con la utilización de la clásica Pietra Serena de la Toscana -que ya utiliza en columnas y pilastras de las basílicas-, da como resultado un espacio armonioso y suavizado, sin aristas, que invita a la reflexión y la espiritualidad.

 

 

En resumen, si no conoceis Florencia, visitadla por cualquiera de las razones que la hacen especial, pero no dejéis de apreciar alguna de las mejores obras de Brunelleschi.